ADI LGTBI+ y Deporte y Diversidad celebran la participación por primera vez en la historia de deportistas trans en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

Tanto Hubbard como Quinn cumplieron con las estrictas normativas del COI fijadas en el año 2015 

Hasta 179 deportistas LGTBI+ visibles han participado en Tokio 2020, el triple que en los juegos olímpicos de Río de Janeiro 

Ambas entidades lamentan el posicionamiento basado en la desinformación de algunos medios de comunicación, deportistas y responsables del deporte español

La Agrupación Deportiva Ibérica LGTBI y la Asociación Deporte y Diversidad han celebrado la participación de dos personas trans en los Juegos Olímpicos de Tokio, una de ellas, además identificada como trans no binaria. Su participación en el evento deportivo más importante del mundo se ha producido seis años después de la estricta normativa fijada por el COI que regula su participación.

El Comité Olímpico Internacional alcanzó en noviembre de 2015 un consenso sobre la participación de las personas trans en el deporte, fijando una normativa para todas las federaciones internacionales. Con esta normativa el COI retiró la exigencia de cambios anatómicos quirúrgicos reconociendo que esta medida no afectaba a la competición y suponía un ataque directo a los derechos humanos.

Según la actual normativa COI, mientras que los hombres trans pueden participar en categoría masculina sin ningún tipo de restricción, las mujeres trans tienen como condiciones no haber cambiado su identidad de género con fines deportivos por un mínimo de cuatro años y contar con un nivel de testosterona en sangre por debajo de 10 nmol/L. Las deportistas trans deben además demostrar sometiéndose a controles constantes que ese nivel de testosterona no ha cambiado durante el año previo a la competición.

Tanto Laurel Hubbard como Quinn han cumplido con estas condiciones; de hecho, el aplazamiento de las olimpiadas ha provocado que hayan pasado por ese minucioso control de testosterona durante dos años consecutivos.

La neozelandesa Laurel Hubbard con 43 años competirá en la prueba de +87 kilogramos de halterofilia en categoría femenina. Inició su transición con 30 años, hasta ese momento solo había competido en categoría masculina una vez y en una prueba nacional. Hasta 2017, tras siete años de tratamientos hormonales que reducen la testosterona y duro entrenamiento, consiguió la marca mínima para participar en una gran prueba internacional. En 2019 consiguió el oro en los Juegos del Pacífico con 268 kilos de levantamiento total. El actual récord del mundo lo ostenta la china y mujer cisgénero Li Wenwen, con 335 kilogramos de levantamiento total. Hubbard está a 67 kilogramos de la mejor en categoría femenina y a 148 kilogramos del mejor en la prueba equivalente en categoría masculina.

«Es intolerable, y contrario a los valores del deporte, suponer que las personas trans en el deporte son personas tramposas que fingen ser quienes son solo por interés competitivo. Este prejuicio tránsfobo desconoce absolutamente la transfobia social a la que se exponen las personas y que deben vencer para seguir adelante con sus vidas siendo quienes son y practicando deporte. No todas las personas tenemos vidas lineales y normativas. Algunas tardamos en construir o identificar nuestra orientación sexual, nuestra identidad de género o nuestra expresión y eso no responde a una estrategia basada en el beneficio o la ventaja sino a las herramientas y las fuerzas que hemos tenido para poder caminar hasta ser quienes somos», afirma el presidente de ADI LGTBI+ Víctor Granado.

Quinn, una persona trans no binaria hizo historia en el Kashima City de Japón cuando jugó la semifinal de fútbol femenino olímpico contra Estados Unidos. La mediocampista canadiense tiene opciones de medalla y está utilizando sus redes sociales como plataforma de reivindicación de los derechos de las personas trans, y de reconocimiento y visibilidad de las personas no binarias.

«No se ha planteado la imposición de controles universales y obligatorios del nivel de testosterona a aquellas mujeres y hombres que encajan en el modelo binario y normativo del género. Esta circunstancia demuestra que estamos ante una discriminación directa que no se sostiene», afirma el presidente de Deporte y Diversidad, David Guerrero. «Los reguladores del deporte nunca han puesto en cuestión la altura muy por encima de la media de los mejores jugadores de vóley o baloncesto, tampoco han planteado expulsar a los zurdos que copan los ránquines de deportes como tenis o esgrima, o retirar a aquellos nadadores con musculatura compuesta por fibras rápidas»,señala Guerrero

Recordamos que actualmente en España, la mayor parte de las autonomías con leyes LGTBI y/o Trans garantizan la participación de las personas trans en el deporte según su identidad de género, y no ha supuesto ningún problema para las competiciones deportivas ni la visibilidad de las mujeres cisgénero en el deporte. Las dos entidades se comprometen a trabajar durante el proceso de alegaciones de la ley estatal LGTBI+ para que se regule la participación de las personas trans en este sentido.

Hasta 179 deportistas LGTBI+ visibles han participado en Tokio 2020, el triple que en los juegos olímpicos de Río de Janeiro. A pesar de ello, son solo 179 frente al total de 11.700 deportistas en esta cita olímpica de 2021, un síntoma de la difícil situación de las personas LGTBI+ en el mundo del deporte.

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